En los últimos años, numerosas conferencias e informes internacionales han subrayado que las mujeres rurales constituyen un grupo particularmente desaventajado. El hecho de que por lo general se las ha excluido de la participación en los programas de desarrollo rural ha contribuido en que su situasión sea aún más marginal, al limitar su acceso a las nuevas tecnologías, a la capacitación y a la economía en efectivo. Si se desea hacer cualquier progreso auténtico para mejorar las condiciones de vida de los habitantes rurales, resulta vital que se realicen esfuerzos para satisfacer las necesidades esenciales de las mujeres rurales y para integrarlas a los programas de desarrollo rural.