Al encuentro de las ceramistas de Mata Ortíz / Elionor Bartra Muria.
Tipo de material: Archivo de ordenadorMéxico, 2004Descripción: 1 recurso en línea (41 páginas)Tipo de contenido: texto Tipo de medio: computadora Tipo de portador: recurso en líneaTema(s): Alafarería -- Chiapas | Mujeres alfareras En: Eli Bartra, Irene Artigas y Ari Bartra (comps.), Creatividad invisible: mujeres y arte popular en América Latina y el Caribe, México, UNAM, Programa Universitario de Estudios de Género, 2004Tema: Este capítulo escrito por Eli Bartra habla de algunas mujeres ceramistas en el pueblo de Mata Ortiz, una comunidad rural en Chiapas en la que, a mediados del siglo pasado, Juan Quezada reinventa el proceso de producción de cerámica, revolucionando la alfarería local, por lo que fue premiado en 1999. Quezada obtuvo bases en alfarería con las mujeres de su familia que se dedicaban a fabricar ollas de barro, su técnica se la apropiaron sobre todo mujeres y le dieron un toque prehispánico, a pesar de que no era tradición del pueblo seguir con lo precolombino. Las piezas producidas no se firmaban, hasta que los vendedores de dieron cuenta que una firma aumentaba la plusvalía, así que las mujeres fabricantes deben firmarlas, además de que le invierten el mismo tiempo a su trabajo con cerámica que al trabajo doméstico puesto que lo desarrollan desde casa, innovando con diseños de todo tipo trabajan con la técnica particular de la localidad.Tipo de ítem | Biblioteca actual | Colección | Clasificación | Copia número | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | Reserva de ítems |
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Feministas Mexicanas | Feministas Mexicanas Feministas Mexicanas | General | 1 | Estantería cerrada | F15-239 |
Acceso gratuito
Reproducción electrónica
Capítulo de libro
Este capítulo escrito por Eli Bartra habla de algunas mujeres ceramistas en el pueblo de Mata Ortiz, una comunidad rural en Chiapas en la que, a mediados del siglo pasado, Juan Quezada reinventa el proceso de producción de cerámica, revolucionando la alfarería local, por lo que fue premiado en 1999. Quezada obtuvo bases en alfarería con las mujeres de su familia que se dedicaban a fabricar ollas de barro, su técnica se la apropiaron sobre todo mujeres y le dieron un toque prehispánico, a pesar de que no era tradición del pueblo seguir con lo precolombino. Las piezas producidas no se firmaban, hasta que los vendedores de dieron cuenta que una firma aumentaba la plusvalía, así que las mujeres fabricantes deben firmarlas, además de que le invierten el mismo tiempo a su trabajo con cerámica que al trabajo doméstico puesto que lo desarrollan desde casa, innovando con diseños de todo tipo trabajan con la técnica particular de la localidad.
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