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Este breve texto, dedicado a las alumnas de La siempreviva, tiene el objetivo de proveerles de una enseñanza moral. Rita Cetina describe la historia de Lola, quien era hija de una mujer viuda, por lo cual ambas vivían en condiciones miserables. A pesar de sólo tener doce años Lola tenía que trabajar para poder comer; a lo largo del escrito, la autora describe como la niña se encuentra con dos personas que la ayudan sin esperar nada a cambio: María Olivar y el Doctor. Al crecer Lola decide casarse con el hijo del médico, movida por el agradecimiento que siente tanto por él como por su padre, quienes les ayudaron a su madre y a ella cuando su padre enfermó. En la parte final del texto, Cetina describe, a modo de moraleja, para sus alumnas la importancia de tener una buena acción siempre con los demás para que Dios las beneficie alejándolas de la desgracia del mundo.

Artículo de periódico