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Artículo de revista

Este artículo trata de reflexionar en torno a los artistas populares en relación al arte elitista, esto porque la autora Eli Bartra da cuenta del sincretismo que se genera en las manifestaciones culturales de México, una combinación de cosas en la cual los artistas populares toman modelos del arte elitista y viceversa. Encontramos ejemplos en varias partes del país, Bartra destaca tres: Ocotlán de Morelos, Oaxaca es una comunidad en la que se producen pequeñas estatuas de barro de Frida Kahlo y sus pinturas por Josefina Alcántara, quien trabaja este arte desde los seis años y usa las pinturas como modelos para crear figuras que van desde pocos centímetros hasta un metro de altura; también en Teotitlán del Valle, comunidad zapoteca de Oaxaca se producen zarapes con diseño de pinturas, esta vez de Rufino Tamayo y otros pintores, y las mujeres son parte importante del proceso de bordado, además de que gustan también de hacer diseños originales; finalmente en Ocumicho, Michoacán encontramos una comunidad purépecha que diseña diablitos de barro con diversos motivos, desde bautizos hasta escenas sexuales entre tres personas, o diablitos, las cuales por cierto son clandestinas pues están prohibidas por los clérigos. Su trabajo ha destacado tanto que se les han encargado alegorías a la Revolución francesa y la Conquista, y son los hombres quienes bajo la crisis comienzan a incursionar en este arte femenino. Cierra la escritora con la reflexión de que para quienes crean para vivir el Arte por el arte no existe.