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El texto es una crítica a aquellos que desacreditan el estudio del feminismo por considerarlo una lucha que lleva al desequilibrio de la relación hombre-mujer, y a la disolución de la familia, como núcleo básico de la estabilidad social. No obstante, esta falta de interés sobre el tema "hace sospechar una actitud subyacente: en muchos hombres, el deseo de perpetuar una relación íntima con mujeres inferiorizadas; y en muchas mujeres el deseo de perpetuar una relación de sometimiento que asegure el cambio, protección ,sustento y afecto". Una situación que se explica por la repercusión del feminismo en la vida cotidiana de las personas, afectando de forma directa la situación de hombres y mujeres. Frente a esta supuesta indiferencia, la autora señala que en los años setenta del siglo XX y con la creciente movilización del feminismo en Europa como en América se produjo la aparición de los "estudios de las mujeres" como de los "estudios de género" en el àmbito acadèmico, resultado de la toma de conciencia, de clase, raza, sexo, o de edad, en esta necesidad de "repensar el mundo en función de sus propios análisis". Con el anàlisis de los estudios feministas llevados a cabo en Inglaterra, Francia y México, Hierro nos lleva a encontrar este diálogo entre la investigación y la militancia del movimiento; puesto que, es precisamente a través de la toma de conciencia de la situación de opresión, es que surge el interés por su investigación.

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Forma parte de la colección de los escritos de la Doctora Graciela Hierro del Programa Universitario de Estudios de Género, UNAM.

Ensayo