En la menstruación las mujeres utilizaban lana, papiro, esponjas marinas, telitas y materiales absorbentes. Durante la Segunda Guerra Mundial las enfermeras utilizaron algodón para absorber la sangre de los soldados heridos, y paralelamente comenzaron a utilizar compresas para la menstruación, en su elaboración se utilizaron materiales no degradables como el plástico, celulosa de algodón y otros. La venta de estos productos se generalizo y fue un negocio lucrativo. Es usual que las mujeres las utilicen, pero que no reflexionen sobre la publicidad que se hace de esos materiales, ni las condiciones que pueden representar para su salud, el PH cambia y se altera el producto dejando expuesto su cuerpo a que se introduzcan todo tipo de bacterias, causa hongos, ardor, comezón, la vulva lastimada o hinchada etc, y por ello se utilizan medicamentos para combatir esas bacterias. Pero lo delicado de las toallas es que tardan hasta 500 años para desintegrarse, y se producen demasiadas toneladas, ocasionando reproducción de bacterias, o que atraiga animales como las ratas que se comen ese material, no hay una forma de reciclar 110 mil toneladas que se producen en nuestro país, no hay forma de reutilizarlos o al menos que se separen y se haga algo para detener la contaminación que ocasionan. La copa menstrual es un proyecto elaborado con silicón médico que se puede utilizar y reciclar, pero como no es un proyecto lucrativo es poco conocido.

La serie Tejiendo género que es un proyecto conjunto de Radio UNAM y el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG).

Producción: Yuridia Contreras. Invitada: Ileana Cruz